-Las sorpresas más gratas han de hallarse en los lugares más inesperados.-
Después de aventarme unos trámites burocráticos de dejar la mochila en los casilleros del museo, y por supuesto aplicar la de: "¿Me puede guardar el lugar joven?"pude entrara la exposición antes mencionada. En primra instancia dude si había entrado a una sala de la exposición o a la estación de Pino Saúrez, debido a q la cantidad de personas dentro era ( para no fallara a la logística de nuestra patria) mucha más q la capacidad neta del lugar, por ende el calor era abrumador y comencé a sudar , acción q me resulta un tanto desagradable, eso sin mencionar q la educación de la gente es muy suceptible, en efecto propensa a demostrar q es inferior a la propia pues se te avientan y epujan de anera casi profesional (cual jugador de americano) eso sin menconar a los niños de aprox. 8 añios de edad q de no ser por mi complexión delgada se habrían estampado en una de mis rodillas o golpeado algun punto endeble en mi anatomía.
Pude bien librar la primera sala de la exposición cuando al girar en 180 grado encontre un rostro vagamente familiar ( he de confesar q dudé de mis capacidades visuales por una fracción de segundo), una sonrisa se empezó a ezbosar en mi y al constatar mi sospecha pude decir q aquel rostro tenia nombre, Jorge Alcerreca, estimdo profesor de secundaria q dejo una gran y muy estimada huella en mi persona y atreviéndome a exagerar en mi generación. Recordó de manera penosa mi nombre ya q se lo tuve q decir. Sin embargo no resto lo placentero q resulto el recorrido con una de las personas más ilustres con la q he compartido un contexto.
Que fútiles resultan las horas en el momento en el q uno intenta evocar la memoria.
.: SZ :.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario