Soul Songs

Mixwit

lunes, junio 23, 2008

cuento Parte II

Salí de mi maltrecha guarida, comenzé a caminar y todo parece cubierto de un velo azulado, como si caminara entre sedas de aquél color. Los pasos no los percibo y pareciera que recorro enormes distancias en pocos movimientos, cual ave marina que atraviesa los imponentes océanos. La mañana no ha llegado y el viento recorre junto a mi el sendero, susurrando pequeñas melodías que solo evocan la melancolía de mi alma pues otrora era un alma ajena quien acompañaba mi caminar.

Sin ubicar el origen, alguien me está haciendo compañía o se esta resguardando de la soledad conmigo, no le tomo importancia debido a que sé que no le satasfacerá una presencia tan deprimente como la mía, no es para sentirse especialmente orgulloso de ello. Conforme la curiosidad va teniendo necesidad de saciarse, percibo alguno que otro descubrimiento.
En primera instancia la bella oscuridad empieza a ceder, no sin ofrecer resistencia, al alba y la envoltura de los entes que caminamos se torna más clara, aspirando a deslumbrar con toda su nívea presencia. Mientras ese forcejeo se daba yo, conminado por la curiosidad, agudizo los sentidos que puedo. La vista y el tacto están practicamente inútilesds debido al frío y al viento, reo que se preocupan más por mantenerse activos que por tener un descubrimiento colon. Sin embargo el oído y el olfato prestan su atención al ser extraño que no se ha alejado como pude predecir. Por otra parte mi gusto está inactivo, quizas aún no espabile.

Sus pasos son presurosos como si deseara ferviewntemente llegar a un lugar, el eco es de temor y ansiedad pero no me rebaza en ningún momento. La raspiración es agitada y evidencia falta de aire. Su aroma es de bosque, de pinos y abedules, de las plantas que florecen reelándose al invierno.Reminicencias de sal, parecida al aroma del mar en verano, bramante e imponente.Conforme la distancía se intimida entre los dos, percibo el temblor del suelo, es la vibración del suelo invitándome a mirarle, le obedezco y giro sobre el sendero sin dejar de recorrerlo. Coonforme aclara el dí puedo apreciar la sombra inmensa de aquel ser, pero no me atrevo a esperarle. Sigo caminando y ahora es el eclo de mis pasos el que está vociferando temor.

El viento auxiliando al pánico levanta una cortina de blancura irreal, aprovecho éste contratiempo y me giro dispuesto a competir con Mercurio y abandonar mis temores al lado del sentdero en aquél punto...ya no puedo avanzar. Inmóvil y de espaldas al ser tan abobinable a la espectativa de ser ignorado. La tierra comienzaa bramar de manera similr a la del mar, es un sonido intimidante, solo puedes esperar que las montañas te embosquen, que seas tragado, sepultado por acto de la tierra misma que intenta levantarse. Temblando de terror logro dar tres pasos para luego caer al helado lugar que será mi tumba.


.: SZ :.