Desenfundamos las armas, los cuales reflejaron el brillo de aquellos ojos q se acercaban de manera diabòlica, la respuesta no se hizo esperar y como si el mismo desenfundara su arma extendiò sus brazos y lanzò un aullido espelusnante que crespò los cabellos de la nuca. Arremetió primero a Iorek en una carrera despavorida, que simulaba la de los enfermos mentales, fue tan rápido el ataque que Iorek quedó tendido en el camino y yo trataba de averiguar por donde me abordaría el mounstro pero nunca lo hoizo, cosa que me preocupo en demasía pues tendría que estar en constante vigilia para que no fuera su víctima. Ayude a poner en pie a mi amigo y nos dispusimos a continuar no sin antes asegurarnos que nada estuviese detrás nuestro, pero en el momento en que nos tornábamos la garra de aquel ente alcanzómi pecho y rasgó las vestiduras así como la capa que portaba, al darse cuenta de que estaba con sangre ajena, el mounstro, emitió un aullido aún más desgarrador que el primero. Suponía yo que al averiguar que pudiésemos ser su alimento le exitó de sobremanera la noticia y decidió no alejarse hasta haber satisfecho su apetito.
Iorek se adelantó para resguardar mi persona de un nnuevo ataque, con la espada firmemente sujetada en su corpulenta mano (cabe mencionar q Iorek es del doble de mi talla y por tanto todos sus accesorios así lo son) ésta estaba adornada en su mango de oro por incrustaciones de piedras preciosas, al muy estilo vikingo, y medía al menos 3/4 de braza. Al percatarme de que las heridas eran superficiales me puse de pie, no sin las molestias del ardor de las heridas, empuñé de igual forma mi espada, el mango de plata estaba adornado con zafirosy la guarnición tenía la forma de alas de dragón, dispuestos a confrotar al mounstro.
No tardó en reaparecer, pero esta vez estabamos preparados para contratacar y no quizo despreciar nuestro impetu aquella criatura. Fue así como se abalanzó contra mi, no sin antes recibir la caricia de la espada de Iorek, arqueó la espalda y levanto si garra, la cual se topo con mi espada y trato de sujetarla sin embargo un nuevo roce de Iorek provocó que saltara fuera de nuestro alcance. Manteniendo una distancia de la mitad del sendero meditaba su nuevo ataque. Saltó de nueva cuenta pero esta vez en pos de Iorek, con una fuerza extraordinaria golpee sus patas y trastabillo en el aire, finalizando encima de Iorek. Preocupado por el destino de mi compañero fuí a auxiliarlo al suelo del camino, una escena verdaderamente asquerosa la que presencié, la baba de la criatura bañaba el pecho y parte del rostro de mi amigo y la sangre se esparcía por la vereda; quedé estupefacto y sin saber que seguiría hasta que escuche el clamor de Iorek por que le quitara a aquel bastardo de los pozos del Averno de encima. El peso de aquella enferma broma de la naturaleza era impresionante, pero al fin entre Iorek y yo pudimos girarlo para que mi amigo quedaras libre. Le extendí un pañuelo para que se limpiara, pero eso no disminuyó el fétido aroma.
Después de haberse retirado la mayoría de las secresiones de aquella criatura continuamos nuestro camino, no sin mantenernos en vigilia por un largo rato. No nos había resultado tan extraño despues de todo habernos enfrentado a aquel engendro, lo cual sí nos pareció extraño.
Al encontrar un brazo del río, que era más un riachuelo, Iorek decidió lavarse pues no soportaba los aromas que le acompañaban de manera íntima.
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1 comentario:
ke mas ke mas!! ia m kede intrigada apurate kon la part III!!!!!!
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