-Está permitido no ser valiente ante peligros imaginarios cuando se tiene el respaldo del tiempo. Ante peligros reales nunca he retrocedido.
Regreso de entre hojas de libros viejos y apuntes de años muertos, tan sòlo pàra decir que he salido de las noches que en vela pase tratando de hacerme a la idea de que los mounstros son solo sugestiones del subconciente o una mala broma del nerviosismo al que uno se somete. Esto no pudo haber sido de manera diferente, pués en los últimos días he estado sujeto a presiones que nadie con un poco de flaqueza del espíritu pudiera soportar. Corrían los aires gélidos del norte hacia lo vasto del valle cargando un olor a pesadumbre, bastante inusual.
No es de extrañarse q bajo la influencia de la sugestión propia se puedan desprender demonios que aullan nuestros nombres y la compañía no hace mas que diversificar los terrores para adaptarse a todos los presentes. Para que uds. lectores puedan entender con claridad lo que pretendo expresar he de retomar los sucesos de aquella noche en que pude ver propiamente al temor a esos ojos rojos como la sangre y profundos como el mar.
Después de haber sido partidarios de una simulacion de la toma de la Bastilla y haber deleitado nuestros cuerpos con sustancias tan míticas como antiguas fue decisión de Iorek salir de el lugar pues todo empezaba a morirse de manera rápida, como cuando a flor se marchita de manera irremediable. En vez de buscar transporte adecuado para la situación y el momento, decidimos aventurarnos dentro de las avenidas en una nocturna empresa, siendo así que nos resulto sencillo comenzar a charlar sobre distinto tema, los más variados y amenos hasta llegar a aquellos que ocultan viejos hechizos al pensar en ellos, tales como las pesadillas y terrores nocturnos. Fue tarde para cuando nos dimos cuenta de que la oscuridad iba detrás nuestro, espiando nuestra conversación.
Nos percatamos que los faros de la avenida se habían extinguido, cual velas a las que el viento asesina de manera súbita, y decidimos apresurarno pero no acordamos cambiar el tema y asì seguiamos invocando demonios, pasamos cerca del colegio de señoritas y de aquella ex- haciendo que fue durante un largo tiempo un sanatorio mental del que pudimos apreciar el eco de gritos desesperados y llantos melancólicos de almas necias o imposibilitadas a partir. Entonces nuestra perseguidora conjuro un espanto en nuestras espaldas y causó que en un ataque de miedo y excitación Iorek, con su corpulencia, empujara de mi persona a los límites de aquel rí casi extinto. En aquel río pude apreciar la burla del temor y la provocación para que fuese con él a batirme en duelo y de no ser por que Iorek me sujetó hubiera accedido a la muerte misma.
Seguimos nuestro sendero, no sin antes apresurar desmesuradamente nuestro paso a causa del temor. Pudimos encontrar una pequeña posada abierta a la hora de los espectros y decidimos pasar por algo de beber, una copa para seguir nuestro camino, fue que un Vodka y un Wisky sirvieron de animadores para continuar. Pagó Iorek y agradecimos las atenciones y rechazamos la invitación para pasar la noche dentro.
No había sido mucha la distancia que recorrimos cuando volteamos para apreciar el nombre de la posada; quedamos atónitos al no encontrar absolutamente nada, decidimos que finalmente se había cerrado aquel lugar pero ambos sabíamos que ya no estaba, desaparecido cual fantasma. Intentamos dar explicasiones para nosotros mismos de lo que había pasado pero fue inútil y lo único que conseguimos fue conjurar mas pesadillas. Perdimos la noción del tiempo y la distancia tratando de socegar a nuestra mente, cuando recordamos nuestra realidad sujetamos el mango de los sables de manera automática y bajamos el tono de voz, hablando a susurros decidimos centrar en el camino y q cada uno se hiciera guardían de su orilla. Pasamos sin novedad hasta divisar el hospital general. Cual explosión salto a nosotros una figura antropoidal, callendo a varios pasos delante acercaba de manera inmutable y severa, sin pronunciar o emitir alguna palabra o ruido ante las demandas de Iorek y mías como si estubiese ignorando todo lo que no fuera su deseo, no quisimos averiguar si tenía uso de razón, solo respondimos a su muda amenaza y confrontamos al mounstro.
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